Una beca del Consejo Canadiense de las Artes permitió a Virelles estudiar con Henry Threadgill en Nueva York. Virelles se trasladó a Nueva York de forma permanente en 2009 y pronto tocó con importantes figuras del jazz, como los saxofonistas Coleman, Chris Potter y Mark Turner.
Virelles formó parte de un trío en 2010, con el bajista Ben Street y el batería Andrew Cyrille, que tocaba música en gran parte improvisada.
El pianista añadió más tarde a este grupo al percusionista Román Díaz. En 2011, Virelles tocó el piano preparado, la celesta y el armonio en el álbum de Potter The Sirens. Virelles hizo su debut como líder de ECM Records con el lanzamiento de 2014 Mbókò. El crítico de The Guardian informó que «Virelles explora antiguas músicas sagradas y rituales afrocubanas a través de fusiones imaginativas con materiales contemporáneos. Principalmente lo hace utilizando los dos bajos como drones, mezclando espaciosos ambientes de acordes con estallidos de sorprendente improvisación en un flujo de estilos, y centrando gran parte de la melodía en [los dos] bateristas"._(wikipedia)
Los oyentes -sencillos y sofisticados- que ya se han acostumbrado a la música de David Virelles pueden esperar que con cada grabación se amplíen los límites de la música que ha surgido de su herencia afrocubana, especialmente desde sus dos últimas grabaciones con músicos de jazz legendarios como Henry Threadgill y Steve Coleman.
Con Igbó Alákorin The Singer's Grove Vol. I & II les espera, no una sorpresa, sino una conmoción; sorpresa porque con esta grabación el Sr. Virelles vuelve a los días de gloria de los trovadores (de hace al menos cien años) y sorpresa porque toca la música en el auténtico estilo que se tocaba entonces, a la gran manera de los músicos de Santiago de Cuba (u Oriente, como se llamaba antes de 1905), y de músicos como los de la Orquesta Chepín-Chovén (como nos cuenta en sus breves notas), una de las legendarias bandas afrocubanas de Cuba.
Sin embargo, aunque se trata de un nostálgico regreso a su propia herencia afrocubana, en la que nació y fue educado por su padre (y su madre), está lejos de ser sentimental y retrógrado, sino más bien una excursión musical a lo que hace que la música afrocubana -danzón, oriental, chepinsón, pregón, bolero y trova- sea tan mágica. Y aunque haya que esperar hasta "Sube la Loma, Compay" para que la disonancia angular emerja del pianismo del Sr. Virelles, es un viaje de ensueño en todo momento. En muchos aspectos, este viaje musical podría hacerse innumerables veces y cada una de ellas se sentirá como si fuera la primera vez, al igual que lo es escuchar los Lieder de Schubert o los de Mahler por primera vez, porque al igual que la canción clásica, esta música, que lleva siglos gestándose, está siempre fresca, sin duda como lo está en esta grabación.
La música también sitúa al joven Sr. Virelles en la envidiable compañía de sus antepasados, como Bebo y Chucho Valdés, por la deslumbrante sencillez tanto de su musicalidad como de su pianismo. En ningún momento se distrae al oyente con virtuosismos gratuitos. Cada nota y cada frase, con cada matiz acentuado, es un modelo de artesanía. Este único disco consta de dos volúmenes. El primero destaca la música interpretada en un entorno orquestal y presenta a los incomparables trovadores Emilio Despaigne Robert y Alejandro Almenares, que también se acompaña a sí mismo en el requinto, una guitarra única de Cuba, ambos evocan los días felices de los trovadores. El segundo volumen destaca al Sr. Virelles en un dúo con Rafael Ábalos, que le acompaña al güiro en una interpretación virtuosa que pone el listón a una nueva altura para ese instrumento.
Este repertorio consta de catorce canciones y, en conjunto, la grabación se desarrolla como la banda sonora de una película clásica en la que las imágenes aparecen como lienzos mojados que se funden unos con otros mientras la música fluye y refluye hasta su desenlace final. A lo largo de todo el disco, tanto si aparece con su instrumento como si toca en la sombra de los focos que iluminan a uno u otro vocalista o músico solista, el Sr. Virelles nos ofrece un testimonio estelar de su ingeniosa musicalidad, mientras nos quedamos hipnotizados no sólo por la belleza desnuda de esta música, sino también por el genio desenfrenado del joven pianista que está devolviéndole la vida eterna._ Raul Da Gama (latinjazznet)
David Virelles - Igbo Alakorin (The Singer's Grove), Vol. I & II (2018)
Temas:
01. Bodas de Oro
02. El Rayaero
03. Grato Recuerdo
04. Echa Pa' Allá
05. Canto a Oriente
06. Un Granito de Arena
07. Sube La Loma, Compay
08. Cosas de Mi Cuba
09. Ojos de Sirena
10. Tápame Que Tengo Frío
11. Tira la Cuchara y Rompe el Plato
12. Mojito Criollo
13. Mares y Arenas
14. Tres Lindas Cubanas
Musicos en Vol.I:
David Virelles (Piano, coros)
Alejandro Almenares (Requinto, voz en temas #3,#5,#8,#9, coros)
Emilio Despaigne Robert (Voz en temas #2,#7, coros)
Rafael Ábalos (Timbal, güiro, coros)
José Ángel Martínez (Bajo)
Lázaro Bandera (Congas)
Román Filiú (Saxo alto)
René «La Flor» Domínguez (Saxo tenor)
Baudelis Rodríguez (Saxo barítono)
Abel Virelles (Trompeta)
José Aquiles Virelles (Coros)
Gabriel Montero (Pailitas criollas, claves en temas#2,#7)
- con John Benitez (Bajo en temas #5,#8)
Musicos en Vol.II:
David Virelles (Piano)
Rafael Ábalos (Güiro)