El precedente musical de Mbókò de David Virelles, el debut del líder pianista nacido en Cuba y afincado en Nueva York para ECM, puede encontrarse en su estelar fecha de 2012 de Pi Recordings, Continuum. Aquel conjunto presentaba el manantial de la música ritual folclórica afrocubana expresada a través del jazz moderno de vanguardia. El subtítulo de este disco es Música sagrada para piano, dos bajos, set de tambores y Biankoméko Abakuá. La palabra "Mbókò" se traduce como "fundamento", "caña de azúcar" y "la voz", no la humana, sino el sonido mismo. Los Abakuá son una sociedad religiosa secreta de iniciación masculina en Cuba cuyas raíces se encuentran en el sureste de Nigeria y el suroeste de Camerún, que adoran el sonido, o "la Voz", como algo divino. Por último, el biankoméko es un conjunto de cuatro tambores, con una campana de metal, agitadores y palos de madera, que actúa como acompañamiento de la magia ritual de los Abakuá en sus actuaciones enmascaradas. Aquí lo interpreta el músico folclórico y multiinstrumentista cubano Román Díaz. Es tan importante para esta música como Virelles; es el radio sobre el que gira la música del pianista. Entender este contexto cultural es útil, pero no necesario, para disfrutar de lo que ofrece este álbum: rica imaginación, disciplina, múltiples colores y timbres, y una sorprendente originalidad.
Los dos bajistas son los veteranos Thomas Morgan y Robert Hurst, y el baterista Marcus Gilmore se ha ganado una buena reputación como hombre de sesión y como parte del trío de Vijay Iyer. Los papeles de los bajistas son diferentes aquí. Hay poco o ningún contrapunto o declaraciones rítmicas conductoras; en su lugar, proporcionan pulsos rítmicos complementarios y zumbidos. La batería de Gilmore hace que el ritmo sea elástico, como lo hace un bailarín. Sincopa, pero con la misma frecuencia ilustra y subraya el papel del biankoméko de Díaz. Virelles toca el piano de forma tan percusiva como melódica.
En el primer tema, "Wind Rose", él y Díaz tocan a dúo, con sus acordes de mano plana equilibrados por notas cortas de registro medio que se convierten en acordes con diferentes matices. El percusionista crea, construye y agota los ritmos con el control de un cantante. En "The Scribe", el pianista y el percusionista comienzan la procesión antes de que los otros músicos entren en acción, lenta y decididamente, utilizando sólo la fuerza necesaria para permitir a Díaz pronunciar y guiar el flujo. En otros lugares, como en "Antillais", los montunos mantienen el centro melódico; los bajos golpean y llenan mientras los dos percusionistas conversan a través de las afirmaciones del piano. "Seven, Through the Divination Horn" equilibra los montunos y los pulsos rituales circulares con la improvisación post-bop. "Transmission" comienza con el diálogo del trap set y el biankoméko.
Virelles no entra con su compleja declaración melódica hasta un tercio del camino. Los solos de bajo -pizzicato y arco- añaden profundidad, textura. En "The Highest One", todos los músicos crean una melodía sencilla pero profunda a partir de tonos y zumbidos sutilmente matizados. En Mbókò, Virelles y sus músicos se ponen a merced del sonido como fuente de vida. En última instancia, les revela -y a nosotros- por qué tiene el poder no sólo de transferir la iniciación, sino de conducir a través del misterio a la revelación._Thom Jurek (allmusic)
David Virelles - Mbókò (2014)
Temas:
01. Wind Rose (Antrogofoko Mokoirén)
02. The Scribe (Tratado de Mpegó)
03. Biankoméko
04. Antillais (A Quintín Bandera)
05. Aberiñán y Aberisún
06. Seven, Through the Divination Horn
07. Stories Waiting to Be Told
08. Transmission
09. The Highest One
10. Èfé (A María Teresa Vera)
Musicos:
David Virelles (Compositor, piano)
Thomas Morgan (Contrabajo)
Robert Hurst (Contrabajo)
Marcus Gilmore (Batería)
Román Díaz (Biankoméko, voz)
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