Chucho Valdés se encuentra en un momento de su carrera en el que se puede permitir abordar la creación artística desde cualquier ángulo, y dar lugar a trabajos donde se reduzca el formato o la extensión de las obras pero siempre quedando como joyas, que habrán de satisfacer las expectativas a que nos tiene acostumbrados.
Esta vez nos entrega una obra de madurez, el fruto de quien está de regresode muchos festivales de jazz, de muchos homenajes, actuaciones y discos que han hecho historia, de quien ha marcado un hito en la fusión a partir de su Misa Negra y sobre los muchos años de quehacer con Irakere. Se trata de un opus que se desvía del formato de grupo o de cuarteto a que nos tiene acostumbrados e incluso del lenguaje propiamente jazzístico, para dar paso a un discurso a piano solo donde la intención no es otra que la de decir cosas que no habían sido dichas, abrirle la compuerta a la nostalgia, a su catálogo personal de afectos, vivencia, cosas que dejó de hacer, y dejar fluir así los sentimientos en estas canciones sin palabra.
Para ello Chucho nos regala diecinueve temas en los que por momentos podemos distinguir el aliento de algunos de sus compositores preferidos: Rachmaninov, particularmente en El bolero, donde nos hace un guiño de ojos con una cita del segundo concierto para piano del gran ruso, así como también en Niebla y Concierto; Oscar Petterson en Amanecer, pieza con la elocuencia de un decir pausado; Chopin y Cervantes en Balada a Caridad y Emilio; César Portillo y José Antonio Méndez en el mundo armónico de Calle 7ma, en la melodía y estructura de Marcia, oen esa canción de filín vestida de piano que es Sentimental; Keith Jarret con su fusión de beat y blues en Keisy; Simon and Garfunkel en Zanaith, tema evidentemente incubado en los setenta, aquellos esplendorosos años de Puentes sobre las aguas turbias y el propio Jesús Valdés que nos hace otro guiño de ojos al recordamos al autor de Mambo influenciado con su Mambo en re menor.
Sobrio en el manejo de la armonía, fluido e inspirado en los temas, virtuoso en el pianismo, sincero y elocuente en el discurso y algo muy importante: coherente de principio a fin en cada obra, así vuelve otra vez el maestro, similar y diferente, renovado y permanente, invitándonos a una escapada a un mundo de ensueños, del cual el regreso se nos hace bien difícil. Gracias Chucho una vez más.~ María Elena Mendiola
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Chucho Valdés - Canciones Inéditas (2002)
Temas:
01. Balada a Caridad y Emilio
02. Amanecer
03. Calle 7ma
04. Qué puedo hacer
05. Ileana
06. Keisy
07. Ofelita
08. Danzón
09. El Bolero
10. Improvisación
11. Jessie y Leyanis
12. Marcia
13. Realidad
14. Para Pilar
15. Mambo en re menor
16. Sentimental
17. Zanaith
18. Niebla
19. Concierto
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