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viernes, 16 de abril de 2010

Pasajes / Passages (Jazz Viene Del Sur)

                                                                    


El II Seminario de Jazz y de Flamenco del Tea­tro Central de Sevilla, celebrado en febrero de 2000 bajo los auspicios de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, concluyó con un concierto de sus once profesores titulares, a los que se unió como invitada especial la cantaora Esperanza Fernández. Esta grabación es el testimonio de aquella sesión, en la que artistas de flamenco y de jazz compartieron escenario y repertorio con asombrosa familiaridad, después de una intensiva semana de intercambio de conocimientos, de jam sessions, de clases entrecruzadas con ensayos febriles y de incitaciones a la creación es­pontánea. Las ideas de diálogo, de intercambio y de transmutación estuvieron presentes en todos los pasajes de aquel concierto misterioso y reverberante, configurado a partir de un repertorio heterogéneo, reflejo inevitable de la babélica diversidad de los participantes. Si cada uno de los temas propuestos iba tomando una forma impredecible a medida que los ensayos se desarrollaban, fue por el estado arrebatado de creatividad en el que todos los protagonistas fueron entrando día a día, como descubriendo a cada paso inesperados vasos comunicantes entre músicas y músicos del más variado origen. Posiblemente, esta predisposición a la aventura sea la piedra filosofal que permite que un clásico de Monk llegue a hacerse balería y que una soleá de Jerez termine adquiriendo un genuino clímax jazzístico.
La experiencia previa de cada uno de estos músicos obedece a una cultura y a una geografía específicas, como las composiciones que ellos mismos tra­jeron bajo el brazo para su puesta en común. Perico Sambeat propuso «A-free-k», una composición que había aparecido en su disco «Adernuz», en el que habían participado Mark Turner, Brad Mehldau y Enrique Morente. El saxofonista Julian Argüelles, asociado a la vanguardia del jazz británico, introdujo en el concierto el aliento de la improvisación colectiva con «Skull View», una obra que, con un tratamiento instrumental muy diferente, había dado nombre a un disco aparecido en el 96. Esperanza Fernández rescató del espectáculo «A oscuras» (que la cantaora había protagonizado años atrás junto a Enrique Morente) unos fandangos «ad libiturn» concebidos por José Manuel Évora sobre un texto de la poetisa Susana March. La aportación de Marc Miralta consistió en un arreglo propio sobre ritmo de bulerías de «Evidence», una de sus piezas favoritas del cancionero de Thelonious Monk. Javier Colina, recién llegado de Colombia, donde por entonces residía, acudió con su arreglo de vaivén car'lbeño de una nana extraordina riamente popular en Cuba, «Drume negrita», que de inmediato sedujo a Jeanne Lee y que unos años más tarde se convertiría en reclamo de arranque de un disco de Perico Sambeat. Manuel Soler, bailaor y percusionista durante años de Paco de Lucía, no perdió ocasión para bromear sobre la rítmica frenética de unas bulerías firmadas por el estadounidense George Colligan: «Estos son bulerías de competición de Fórmula 1 », decía entre risas Soler, mientras hacía cua­drar el aliento flamenco del cajón con el arrebato in crescendo de «Sobre cómo la vida puede ser», composición de título ontológico que dos años después encabezaría un trabajo discográfico del pianista norteamericano. Gerardo Núñez también aportó material inédito: la soleá por bulerías que aquí aparece fue retomada un año más tarde para otro proyecto de flamencos y de jazzmen, que registró la composición bajo el título de «Plaza Jazzpaña». Paolo Fresu hizo su contribución compositiva con «Fellini», uno de sus temas más reiterados en disco y en concierto, para que en esta ocasión, con aire de tango argentino, sonara recién creado.

El público, que en esta grabación se palpa con una presencia cálida y cercana, pudo apreciar momentos de singular intensidad desde el inicio hasta el final del concierto: el inesperado arranque de un zapateado de Manuel Soler en el comienzo de «Evidence» entrela­zado con la percusión de Marc Miralta, el impulso distorsionado de la guitarra de Fareed Haque y las discusiones enfebrecidas de los dos sopranos en el clímax de «Sobre cómo la vida puede ser», el canto flotante y sin palabras de Jeanne Lee en «A-Free-K», la dulzura hipnótica de la cantante en «Drume neqritas.Ios ecos que flotan en el aire tras el dúo de Esperanza Fernández y George Colligan, el arrastre del magma colectivo de «Skull View», las falsetas flamencas que Perico Sambeat reproduce al saxo alto en «Plaza Jazzpaña» en diálogo con la guitarra de Gerardo Núñez, el concentrado arabesco de Julian Argüelles en el comienzo de «Fellini», que es retomado con gravedad milesiana por el fliscorno de Paolo Fresu en la 
recapitulación. A pesar de los intensos trabajos preparativos, los en­sayos habían comenzado como una incógnita. No era para menos: la consonancia en un mismo programa de ritmos y armonías del jazz y del flamenco suponía, para algunos de los protagonistas, una novedad y un acicate, de la que no dejaron de saltar chispas de mutua admiración y de sorpresa. «Pasajes» es el testimonio grabado de aquella travesía azarosa, múltiple y vi­brante.~ Manuel l. Ferrand

                                                                      
                        

Pasajes / Passages (Jazz Viene Del Sur) (2002)

Temas:
01. A-Free-K
02. Skull view
03. Drume Negrita
04. Plaza Jazzpaña
05. Evidence
06. De ti y de mi
07. Fellini
08. De Cómo la Vida Puede Ser

Musicos:
Gerardo Núñez (Guitarra)
Perico Sambeat (Saxo Alto)
Julian Argüelles (Saxo Tenor),
Fareed Haque (Guitarra Eléctrica)
Paolo Fresu (Trompeta)
Carlos Martín (Trombón)
Manuel Soler (Cajón / Cajón)
George Colligan (Piano)
Javier Colina (Contraba]o Y Double Bajo)
Marc Miralta (Batería)
Esperanza Fernández (Voz)
Jeanne lee (Voz)

Grabado en el Teatro Central de Sevilla
el 29 de febrero de 2000

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El jazz latino es una vertiente del jazz que combina melodías africanas y latinas.Las dos principlaes categorías del Latin Jazz son la Brasileña y la and Afro-Cubana.El Latin Jazz Brasileño incluye el bossa nova y la samba. El Jazz Afro-Cubano incluye salsa, merengue, songo, son, mambo, bolero, charanga y cha cha cha El Latin Jazz se originó a finales de los Años 40 cuando Dizzy Gillespie y Stan Kenton comenzaron a combinar el ritmo y la estructura de la música Afro-Cubana, ejemplificada por Machito y sus Afro-Cubanos, con instrumentos de jazz.En comparación con el Jazz Americano, el Latin Jazz emplea un ritmo fijo, parecido al ritmo swung. Latin Jazz raramente emplea un compás tocado en cuatro, pero usa una forma de clave. La conga, el timbal, güiro, y claves son instrumentos de percusión que contribuyen al sonido Latino.La Samba se origina en la música Afro-Brasileña del siglo XIX tal como el Lundu. Emplea una forma modificada del clave. El Bossa Nova es una música híbrida, que utiliza algo del ritmo de la Samba pero influenciada por música Europea y Estadounidense desde Debussy a US jazz. El Bossa Nova se origina en los Años 60, principalmente por los esfuerzos de los brasileños Antonio Carlos Jobim, João Gilberto, y el estadounidense Stan Getz. Su canción más famosa es Garota de Ipanema (La Chica de Ipanema), cantada por Gilberto y su esposa, Astrud Gilberto.
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De donde viene el nombre de L'Ostia???

A inicios del siglo XVIII los vecinos de la Barceloneta se quejaban porque el cierre de los portales les hacía difícil asistir a las funciones de noche, puesto que cuando salían del teatro (Principal de la Rambla) no podían volver a casa porque encontraban cerrado el portal de Mar. Las autoridades militares accedieron a cerrar el portal de Mar media hora despues de que terminase la función del teatro, dos días a la semana que quedaron fijados.
Este horario extra fue calificado de "La Hora de L'Ostia", en alusión al nombre humorístico de L'ostia que se aplicaba a la Barceloneta.
Hay otra versión puritana relativa al origen del nombre "Ostia" dado a la Barceloneta, que recordaba que este mote quería decir Puerta en latín y puesto que el barrio fue hecho extramuros, era una especie de puerta marítima de Barcelona. Es posible que el origen de la denominación fuese un juego de palabras, pero lo que es indudable es que a nivel popular, cuando se decía que la Barceloneta era l'Ostia, se decía en un tono muy poco latín, mas bien referido a la composición eminentemente obrera i a la constante agitación política del barrio.
Fuente: Joan Amades. Historias y leyendas de Barcelona.

No confirmado. Un carguero italiano de la ciudad de Ostia que transportaba madera naufragó y los marineros y tripulantes estuvieron viviendo en barracas en la playa durante unos años hasta que fueron rescatados y devueltos a su ciudad.

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